El Dolor Pélvico Crónico se define como un dolor persistente, en este caso relacionado con la pelvis bien sea de hombres o mujeres, y que suele asociarse a diversas consecuencias  negativas en el ámbito cognitivo, conductual, sexual o emocional, y que a su vez refiere una disfunción de las vías urinarias, de la actividad sexual, de la zona intestinal, pélvica o ginecológica.

Esta disfunción ha generado gran impacto y prevalencia en las mujeres que sufren de alguna afección del suelo pélvico por lo que es un problema que afecta la calidad de vida de las pacientes que lo padecen, su abordaje se ha caracterizado por una intervención mecánica respecto al dolor, por lo que los procedimientos intervencionista como tratamiento han aumentado en la actualidad.

La atención de estas disfunciones suelen ser atendidas por un grupo multidiscplinario que abarca la ginecología, la urología, las entidades gastrointestinales y el abordaje musculoesquelético.

Aunque el dolor suele prevalecer en su mayoría en el área de la vulva, existen pacientes que refieren un dolor mas difuso que comprende la zona glútea y los miembros inferiores. Ademas se acompaña por miedo, depresión, ansiedad, dismunicuion del deseo sexual, pensamiento negativos, etc. Además el dolor pélvico crónico tiene consecuencias en el ámbito sexual, familiar y laboral de manera considerable, no es cualquier dolor. El aspecto psicosocial (experiencias traumáticas, abuso sexual, maltrato físico) en el que se maneje genera efectos en el desarrollo y cronicidad del dolor.

En la mayoría de los casos el dolor pélvico no puede ser explicado por una patología, por lo que todo dolor no tiene que ver con una patología y disfunción en un órgano. Debemos recordar que el dolor es una respuesta cerebral.

Cuando hablamos de las experiencia de las pacientes con dolor pélvico el maltrato forma parte, pero este caso estas mujeres  no creen su dolor piensan que su dolor es psicosomático y este término ya no se encuentra eliminada en la actualidad, y en caso de preguntar si han sido víctimas de un abuso pues no lo recuerdan porque quizás es un episodio que han reprimido. Al indicar que el dolor es multifactorial justifica múltiples intervenciones terapéuticas diferentes (infiltraciones, punciones secas, elctroestimulación, etc). Es importante reconocer que la mayoría de las técnicas intervencionistas n el manejo del dolor el manejo es inespecífico y esta susceptible a iatrogenia. Por lo que importante revisar desde todos los puntos de intervención profesional los mecanismo de intervención del dolor pélvico crónico y reconsiderar su aproximación terapéutica.

Las mujeres entran en un círculo vicioso y perverso al sufrir del dolor pélvico crónico, que involucra una seria de afecciones y emociones negativas en su vida.

A nivel de la taxonomía se han presenciado cambios relevantes específicamente en varias sociedades que evitan los términos patoanatómicos cuando no se evidencie una patología claramente.  Y por lo tanto diferenciar el dolor pélvico asociado a una enfermedad especifica de un sindorme de dolor pélvico que no evidencia una patología que justifique el dolor y que por lo tanto genere consecuencias negativas a nivel cognitivo, sexual o emocional.

Un término bastante explícito y real respecto a las características del dolor pélvico crónico es el Dolor Disfuncional que se define como un dolor mal adaptativo que se genera en ausencia de un proceso inflamatorio o de daño del tejido periférico, producto de una manifestación física o psicológica que genera una predisposición individual para inducir o mantener una sensibilización fuera de lo normal.

Otro término de dolor importante de describir es el Dolor Nociplástico el cual aparece de una alteración de los nociceptores aunque no se evidencie un daño tisular.

Por lo que al atender a un pacientes es importante realizar un amplio estudio del tipo de dolor que refiere le paciente bien sea, nociceptivo, inflamatorio, neuropatico o si es un dolor sin nocicepción o dolor complejo.

Pero, ¿Cómo se puede entender el Dolor Pélvico Crónico?

Los avances en la neurobiología del dolor, el desarrollo de la neuroimagen funcional  y la incorporación del modelo biopsicosocial, han producido una revolución y ha cambiado el  paradigma en la comprensión del dolor.

La evidencia demuestra que el DPC  aunque se perciba como un problema local, asocia cambios centrales significativos.

¿Cómo es posible explicar un dolor sin daños?

 Por lo que se asocia la presencia de dolor a la memoria, que explica que los pacientes tienen percepciones somatosensoriales, que son experiencias directas de dolor. El dolor crónico es la insistencia y/o incapacidad en la memoria  del dolor para terminar o culminar el dolor iniciado por un lesión.

La memoria del dolor se genera por la existencia de un dolor severo, prolongado, que ha generado alto impacto emocional y el cual es de causa inexplicable. Muchas veces los profesionales de la salud son los causantes de la cronicidad debido a que hasta cierto punto no logran entender el dolor complejo, generan una información catastrófica en el paciente, utilizan propuestas intervencionistas y pasivas.

La experiencia del dolor esta asociada al fenómeno de la conciencia, ya que esta actúa como una respuesta del cerebro, mediante la conexión de multiples redes cerebrales que trabajan de forma continua. Por lo que el cerebro realiza una representación interna de presencia individual del dolor en base a la información sensorial, señales del momento, procesamiento cognitivo y por supuesto de la memoria.

El modelo de la neuromatriz de Melzack describe que el dolor crónico es una expresión consciente del cerebro para proteger al cuerpo de amenazas reales o percibidas.  El cerebro posee una red neuronal que integra múltiples inputs para producir outputs. Esta teoría le da un componente cognitivo, emocional y sensitivo al dolor.

La aproximación emergente en la comprensión y consciencia del dolor se en basa en la utilización de modelos bayesianos. En este aspecto el cerebro procesa los inputs para determinar las causas que cree más probables, esto determina la capacidad adaptativa para identificar las amenazas y reaccionar ante ellas evitando de esta manera algún daño. De esta forma todo síntoma no se puede asociar únicamente a una respuesta relacionada a una patología o disfunción. Por lo que el cerebro genera una hipótesis respecto a que pueda estar pasando, si está o no enfermo, asociado a las experiencias previas, en la memoria almacenada, comparándose con la información somato sensorial constantemente.

El dolor es una respuesta ante una amenaza que remite un significado corporal. Por lo que dentro de las implicaciones terapéuticas los profesionales tienen la capacidad de dialogar con la consciencia, mediante la fiabilidad de esas inferencias del estado del cuerpo, utilizando argumentos coherentes, por lo que el paciente puede conocer y convencer a su cerebro que tiene dolor pero que no existe ningún daño.

En la evaluación clínica se toma en cuenta el dolor, la sensibilidad, la función, las creencias emociones, conductas y que aspectos familiares pueden interferir con el proceso de tratamiento.

El tratamiento debe estar enfocado en el ámbito cognitivo, en las funciones y en la sensibilización. Todo esto se consigue mediante la nueva hipótesis perceptiva libre del dolor: técnicas de habituación para disminuir la aferencia de estímulos, mediante la exposición gradual en vivo, y lo más importante la neurobiología del dolor.