Las matronas de atención primaria trabajan con pesarios desde inicios de los años 90, para esa época la formación era autodidacta y los conocimientos y experiencias se compartían en sesiones clínicas y reuniones mensuales que estas profesionales mantenían entre sí.

Las matronas comenzaron su abordaje cuando el médico de cabecera refería a las pacientes con sospecha de prolapso uterino o prolapso uterino confirmado.

La matrona realizaba una valoración a la mujer y una vez vista las opciones le informaba sobre las posibilidades de utilizar el pesario.

Estas mujeres también eran remitidas a los ginecólogos de zona, este revisaba la prescripción de pesario y si todo estaba correcto la volvía a remitir a la matrona para el seguimiento.

Hoy en día las matronas trabajan de una forma similar, las mujeres acuden a la consulta directamente  o derivadas de médicos especialistas o de atención primaria. La matrona realiza revisa la historia clínica y luego procede a la valoración integral de la mujer en función de varios parámetros como la edad, el estilo de vida, el dolor e intensidad de los síntomas, relaciones sexuales con penetración o no, y sobre todo escuchando la opinión de la mujer se decide el siguiente paso que puede ser:

  • Derivación al médico especialista (ginecólogo).
  • Derivación a la consulta de rehabilitación del suelo pélvico.
  • Acudir a un fisioterapeuta privado.

Las matronas de encargan de escucha a la mujer, para que sea ella quien decida, independientemente de la vi a clínica que elija, se comenta con el médico de atención primaria la posibilidad de colocar un pesario mientras espera la consulta con el médico especialista.

Todo ello de mejorar su calidad de vida, si la mujer decide acceder a la colocación del pesario, la matrona la informa sobre la colocación, de lo que va a sentir mientras lo utiliza, los cambios que puede notar, y que esperar con el uso del pesario (cambios en el flujo, cambios al momento de defecar, etc.), así como los beneficios del  uso como menor dolor, mayor comodidad para realizar sus actividades de la vida diaria.

La colocación del pesario por parte de la matrona se realiza en primer lugar por una valoración de la cavidad vaginal, que comprende el estado del suelo pélvico, la presencia o no de puntos gatillos, estado de la musculatura, el estado de la mucosidad vaginal y la capacidad de la cavidad vaginal para asi tener información sobre la talla del pesario a colocar.

Una vez informada y con el consentimiento  de la mujer se elige la talla y se procede a la colocación, después de esto la paciente camina por un periodo a fin de evidenciar o no una molestia, de no presentarla se va a su casa. Después de 3 o 4 dias vuelve  a una cita. Si en periodo de caminata existen molestias o el pesario de sale se ubica la talla acorde, y la paciente se retira. A los dos días siguientes se comunican con la paciente para saber si existe alguna molestia o si el pesario se ha caído. Si todo ha marchado bien la matrona pasa a la fase de seguimiento, esta se realiza cada tres o cuatro meses, se retira y se coloca uno nuevo, se les recuerda los síntomas por los cuales a acudir a urgencia (sangrado, flujo mal oliente, dolor).

El uso del pesario y el trabajo de rehabilitación del suelo pélvico realizado por fisioterapeutas es gratificante por contribuyen en la mejoría de la calidad de vida que asisten a consulta.